El tamaño de la silla de ruedas debe ser tal que se puedan apoyar los codos en los brazos de la silla cuando se mantienen los hombros en una posición relajada y los glúteos y muslos están en contacto con el asiento. En esta posición se fijará la altura de los reposapiés. La altura del respaldo y de los mandos o manillar de la parte superior será tal, que permita llevar el hombro hacia atrás y pasar todo el brazo por encima de ellos con comodidad. Si el manillar está situado más alto de lo debido, empuja al usuario hacia delante y le obliga a adoptar una posición forzada como si le estuvieran empujando los hombros desde la espalda.
El ancho de la silla no debe ser mayor que el que nos permita salvar las barras metálicas en las que se apoya el asiento. Esta anchura, a partir de un modelo determinado, se consigue exactamente tensando o destensando el asiento o respaldo. La única precaución a tener en cuenta es que cuando tensamos el asiento lo elevamos e izamos el centro de gravedad del conjunto hombre-silla, lo que puede alterar la estabilidad y facilitar el vuelco.
Se fabrican en tres tamaños.
Debe elegirse una silla resistente, durable, que pueda plegarse y que tenga frenos. Muchas piezas de las sillas de calidad pueden desmontarse, como brazos y reposapiés, además se puede adoptar diferentes posiciones que facilitan su uso. Se aconseja ejercitarse en algunas sillas prestadas antes de elegir una definitiva que se ajuste a nuestras necesidades.