El éxito del uso del transporte público está basado en la previsión del propio viajero discapacitado, en las infraestructuras y en las ayudas que reciba. Así, para prevenir todas las eventualidades debemos informarnos bien de todos los extremos del viaje y solicitar la ayuda que consideremos necesaria, mejor anticipadamente, a las personas responsables de cada servicio.
Por las características del medio usado, hoy por hoy, es más fácil el viaje en avión, luego en ferrocarril y por último en autobús. Si bien, como en todo, hay diferencias según compañías.
El grado de independencia está vinculado a la libertad de decidir llegar a cualquier lugar para el ocio o para el trabajo.
Los transportes públicos todavía presentan muchas deficiencias para los minusválidos. Aunque existen crecientes iniciativas, aún se está lejos de la situación ideal, que consiste en disponer de ellos con la misma facilidad que las personas sin discapacidad.
En realidad a todos nos interesa que los asientos de los transportes sean anchos, los accesos amplios, los pasillos cómodos, la entrada fácil.