Preguntas Frecuentes Lesión Medular

En España, la incidencia de lesión medular traumática es de unos 30  nuevos casos por millón de habitantes. Aproximadamente cada año se producen unos 1000 nuevos casos en toda España por traumatismo, la mitad por accidentes de tráfico, el resto por caídas, golpes, accidentes deportivos u otros traumatismos, como las accidentes por zambullida, y a ellos hay que sumar alrededor de un 30% más, de origen médico debidas a distintas enfermedades (aracnoiditis, esclerosis  en placas, Pott vertebral, tumores, etc.) y a  causas congénitas  como el mielomeningocele.

El mayor número de lesiones ocurre entre las edades de 16 y 30 años, con aproximadamente el 80 por ciento de las lesiones en el grupo de 16 a 45 años de edad.

La lesión medular  puede suceder de forma  traumática o por enfermedad de la columna vertebral o de la misma médula espinal. La mayoría de las lesiones de la médula espinal se deben al trauma como consecuencia de  una fractura del hueso o un desgarro de los ligamentos con desplazamiento de la columna. Esto causa un pellizco de la médula espinal. El trauma vertebral puede presentar contusión con hemorragia e inflamación de la médula espinal o puede producirse un desgarro de la médula espinal y/o sus raíces nerviosas.

Este daño afecta al proceso de  transmisión y recepción de mensajes desde el cerebro hacia los sistemas del cuerpo humano, que controlan las funciones sensoriales, motoras y autonómicas,  hasta la altura de la lesión. Los mensajes del cuerpo desde la altura de la lesión hacia abajo no llegan al cerebro. El cerebro tampoco puede enviar mensajes a la parte del cuerpo situada  por  debajo de la altura de la lesión.

La parte superior al punto donde se ha producido la lesión medular funciona con normalidad, ya que recibe las órdenes del sistema nervioso, que  son elevados al cerebro a través de  la médula, y de estas devueltas a las zonas que dependen de la zona de la médula situada por encima de la lesión.

La parte que corresponde a la misma lesión  medular tendrá dañadas, total o parcialmente, las  comunicaciones con el cerebro desde la lesión hacia abajo. Sin actividad motora ni sensitiva, lo que se traduce en que, a partir de este punto hacia abajo, el paciente no nota ni mueve su cuerpo.

La actividad  nerviosa  de la parte inferior a la lesión medular estará  regida por un control reflejo  dependiente sólo de la propia médula espinal, no del cerebro, como consecuencia de la interrupción de conexiones con el mismo.

Las lesiones medulares se clasifican según nivel, extensión y síntomas.

 

Según nivel:

Tetraplejía: Si la parálisis  afecta a las dos extremidades superiores  y a las dos inferiores.

Paraplejía: Si la parálisis afecta a las extremidades inferiores.

 

Según extensión:

Completa: Si la lesión  afecta totalmente a la médula

Incompleta: Se trata de una lesión  parcial  de la médula y una porción  medular indemne. Estos  pacientes reciben el nombre de tetraparésicos o paraparésicos, que se  caracterizan porque  una parte de su médula, por debajo  de la lesión, presenta algún grado de conexión con el cerebro.

 

Con esta clasificación puede haber  una sección medular  completa motora e incompleta sensitiva, o viceversa Algunas personas con una lesión incompleta pueden tener mucha sensación pero poco movimiento. Otros pueden tener algo de movimiento y muy poca sensación. Las lesiones parciales espinales, varían de una persona a otra debido a que diferentes fibras nerviosas son dañadas en el cordón espinal de cada persona.

 

Según síntomas:

Espástica: Esta lesión se caracteriza porque  los músculos del paciente, por debajo de la lesión, presentan un estado de rigidez y de difícil movilización. Los estímulos  en la región corporal, correspondiente a la parte inferior  a la lesión, obtienen una respuesta de  movimientos reflejos desordenados.

Flaccida: Los pacientes que sufren este tipo de lesión presentan los músculos blandos y sin dificultad para su movilización, por debajo de la lesión. Con el tiempo  se va produciendo cierto grado de atrofia, lo que le confiere un aspecto de delgadez de las zonas afectadas.

 

Ejemplo de diagnóstico: síndrome medular completo motor, incompleto sensitivo por debajo de C6. Paraplejia flaccida por debajo de L1.

La Espasticidad es una alteración caracterizada por una perdida del balance entre la contracción y relajación de los músculos que lleva a un estado rigidez y espasmos musculares involuntarios resultantes de mínimos estímulos internos o externos.

Espasticidad, que viene del griego “pasticos”, que significa  tirar o estar sujeto a contracción es un término usado para describir el tono muscular anormal o músculos que tienen mucha rigidez. Cada músculo tiene una cantidad normal de resistencia al movimiento. La espasticidad es velocidad-dependiente, en otras palabras la cantidad de espasticidad cambia dependiendo de qué tan rápido es movido el músculo. Si movemos una articulación lentamente, notaremos menos resistencia que si la movemos rápidamente. Sin embargo, la espasticidad está siempre presente. Los músculos espásticos generalmente están más rígidos cuando la persona está despierta que cuando está durmiendo.

 

Incidencia de la espasticidad en lesionados medulares

La incidencia es de 20-25 nuevos casos por millón de habitantes/año debidos a lesiones traumáticas y 8-10 casos por causas médicas (mielitis, tumores, etc.). La prevalencia es de 500 casos por millón, o sea, alrededor de 20.000 pacientes. El 66% de los lesionados medulares son espásticos necesitando tratamiento el 21% de este grupo de enfermos.

La espasticidad no puede ser curada. Sin embargo, frecuentemente puede ser tratada o manejada.

La espasticidad ocurre cuando una lesión cerebral o una lesión de la médula espinal interfieren con los mensajes del cerebro indicándole al músculo que se relaje.

El tono muscular normal se presenta cuando el cerebro es capaz de enviarle al músculo un mensaje indicándole si debe estar más o menos rígido (tener más o menos tono). En niños con espasticidad estas señales no ocurren normalmente. El cerebro o no envía señales adecuadas a los músculos. Al no recibir el mensaje del cerebro, los músculos no se pueden relajar y como resultado los músculos están tensos y rígidos. La espasticidad puede afectar cualquier músculo del cuerpo haciendo que el movimiento sea rígido, difícil y torpe.

El nivel de la lesión  la evalúa  el médico tras la valoración de los  diferentes exámenes.   Está determinado por el punto más bajo, por debajo de la lesión medular, donde existe una disminución o ausencia de sensación (nivel sensitivo) y movimiento (nivel motor).

Cuanto  más alta y completa sea la lesión de la médula espinal en la columna vertebral, o más cerca esté del cerebro, mayor será la pérdida de la función (sensación y movimiento).

Por ejemplo, una lesión a nivel de D-8 significa que la persona tiene una disminución o pérdida de sensación y movimiento por debajo del octavo segmento dorsal de la médula espinal. Una persona con una lesión a nivel de C-5 tiene una disminución o pérdida de sensación y movimiento por debajo del quinto segmento cervical de la médula espinal. Alguien con una lesión a nivel de T-8 podría tener más sensación y movimiento que alguien con una lesión a nivel de C-5. Recuerde que la cantidad de sensación y movimiento también depende de si la lesión es parcial o total.

Se dice que una persona tiene paraplejía cuando, tras una lesión medular, ha perdido la sensación y la capacidad de  mover las partes inferiores de su cuerpo. La lesión se ubica en el área dorsal, lumbar o sacra.

Una persona con tetraplejía, ha perdido movimiento y sensación en ambas partes, superior e inferior de su cuerpo. Esta lesión se localiza  en el área cervical.

Al principio:

Fase de shock medular: Lo  normal es que tras el trauma se pierda  toda actividad nerviosa  por debajo del nivel  de la sección medular. Esta es una fase de duración variable. Desde el punto de vista psicológico es normal que el paciente se deprima, se repliegue en su pasado, le angustie el presente  y  le dé miedo el futuro.

 

Fase segunda: De duración variable, en esta fase los músculos se ponen más tensos y aparecen reflejos  en la parte paralizada, con respuestas a ciertos estímulos.

 

A los dos meses: Tras la curación de la fractura ósea vertebral el enfermo comienza a progresar física y anímicamente .Se inicia la fase de rehabilitación, empieza a conocer  la dimensión  más precisa de su lesión y a asimilar, con mayor o menor grado de aceptación, su realidad.

Tetrapléjico completo C4.

Tetrapléjico completo C5.

Tetrapléjico completo C6.

Tetrapléjico completo C7.

Parapléjico Completo D1-D5.

Parapléjico completo D6-D10.

Parapléjico Completo D11-D12.

No puede ponerse en pie.

Precisa silla de ruedas eléctrica.

Puede leer y escribir con adaptaciones en la boca

Siempre necesitará ayuda de otras personas para las actividades de la vida diaria.

No puede ponerse en pie.

Precisa silla de ruedas con adaptaciones  para impulsarse.

Puede comer, beber, escribir y realizar funciones simples con adaptaciones para las manos.

No puede ponerse de pie.

Impulsará la silla de ruedas con más potencia.

Bastante autonomía para asearse.

Puede mejorar  la función de sus manos con una operación.

No puede ponerse en pie.

Puede pasarse de la silla a la cama solo.

Puede conducir un automóvil adaptado.

La función de sus manos, tras cirugía es satisfactoria.

Puede realizar  muchas actividades de casa.

En algunos casos puede caminar de forma pendular en distancias cortas con aparatos.

Independientes en silla de ruedas.

Pueden desarrollar cualquier trabajo sedentario.

Camina de forma pendular con aparatos largos y bastones.

Si es musculoso puede subir y bajar escaleras.

Es independiente desde el punto de vista funcional.

Puede caminar en todos los terrenos con ayuda de bastones.

Las adaptaciones para el coche, en su hogar  y en su trabajo serán muy reducidas.

Con ayuda  de aparatos  y  bastones camina a cuatro puntos.

Progresivamente puede realizar cualquier tipo de trabajos salvo los que requieran condiciones físicas indemnes o exijan estar mucho tiempo de pie.